Roma. La ciudad del Tíber de Pilar González Serrano

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Es este un excelente y muy completo estudio sobre Roma: sobre la ciudad y su evolución, así como sobre la civilización romana, madre de la civilización mediterránea, como bien resume Mommsen en la cita inicial. Aborda el tema desde muchos ángulos, y contiene una cantidad de datos impresionante. Magnífico libro de consulta, que también se puede leer, con calma, como una interesantísima lectura, si bien de corte más académico, aunque con una escritura muy amena y cuidada. La profesora Pilar González es una verdadera especialista y además, transmite lo placentero que le resulta el tema. Ella misma reconoce en su introducción que dedicó parte de un año sabático (2000) a residir en Roma, ciudad que ya había visitado en múltiples ocasiones, sintiéndose un poco “peregrina y romera”, un poco “viajera curiosa y pía”, pero nunca extranjera. Irrepetible y único museo al aire libre, como subrayó Byron, González añade: “el más grandioso de los yacimientos arqueológicos conocidos y aún por explorar en su totalidad”.

Comienza, obviamente, por el principio:  cómo se funda Roma, cuáles son sus orígenes, entre lo histórico y lo legendario.  Aborda  las fuentes de información, por una parte, las inscripciones latinas de diversas épocas, los fastos triunfales, los documentos oficiales, leyes reales, tratados, etc. y las fuentes históricas propiamente dichas: los Anales (conjunto de primeros analistas históricos); por otra parte, dirige su mirada hacia las fuentes literarias, los carmina o cantos, y los mitos y leyendas, fabulae, abundantísimos. Esta es una de las partes más atractivas. De hecho, en todos los apartados del libro, siempre alude a sus orígenes legendarios o mitológicos.

Además de todo lo anterior, hay una serie de pistas físicas: vestigios históricos, restos arqueológicos, conseguidos en las diversas excavaciones a lo largo de la historia, dedicándole atención especial a las excavaciones arqueológicas, recordándonos que éstas no comenzaron hasta el siglo XVIII, con el descubrimiento de Pompeya y Herculano, como más adelante se verá.

Estudiará después los sistemas defensivos, cuyos comienzos sitúa hacia 378 a.C., según Tito Livio, con los llamados “Muros Servianos”, (reforzando las primitivas defensas arrolladas por los galos en 390 a.C.) y su final con las llamadas Murallas Aurelianas (271-279 d.C). Del suministro de agua se ocupa en siguiente lugar, estudiando los diversos acueductos a partir del primero, construido por Appio Claudio Caeco en 312 a.C.. La reordenación administrativa de Roma corrió a cargo de  Augusto, que la dividió en catorce distritos, y la autora pasa a analizar cada una de las zonas y monumentos que considera fundamentales.

El Palatino, la colina donde se asentó la Roma de Rómulo, es estudiada a fondo en un capítulo, desde la inicial configuración topográfica (la Roma Quadrata), el siguiente proceso de desarrollo urbanístico hasta su conversión en la casa oficial de los césares, y sede de diversos templos, el Hipódromo o Estadio, etc.

El Capitolio, fortaleza natural de la ciudad, al ser una roca aislada y la colina más pequeña de las siete tradicionales, ha mantenido el carácter religioso y sagrado que tuvo desde sus orígenes. La autora estudia no solo su formación e historia, sino  también el área capitolina.

El Foro (Forum Magnum) es, obviamente, otro de los puntos de atención centrales, que en la época antigua era el centro de la vida romana, hasta el Imperio, convirtiéndose durante el medioevo y renacimiento en cantera para la edificación de muchas mansiones.. Asimismo se describen y estudian los llamados Foros Imperiales que ampliaron el Forum Magnum desde César.

El amplio valle entre el Palatino, el Esquilino y el Celio, en cuyo centro se halla el Coliseo (Anfiteatro Flavio), es denominado Valle del Anfiteatro. En él se hallan, además,  el colosal Arco de Constantino, la fuente Meta Sudans (inexistente en la actualidad) , y el Cuartel de los Gladiadores. El Coliseo (nombre que comenzó a usarse a partir del medioevo) sigue siendo, después de veinte siglos, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad.

El Esquilino es la más grande de las siete colinas, sede de Santa María Maggiore, San Pietro in Víncoli, la Domus Aurea, las Termas de Trajano y las de Tito, etc. La autora revisita cada uno de los monumentos contando las leyendas que hay sobre sus orígenes o los vestigios arqueológicos, en su caso.

A continuación le toca el turno al Campo de Marte, que ocupa la antigua llanura que se encontraba fuera de los muros servianos, y que servía de campo de entrenamiento militar, de ahí su nombre. Constituyó en siglos posteriores, una inmensa zona de expansión de la ciudad. Agripa fue el responsable del plan reurbanizador de la zona, incluyendo el Panteón entre uno de los nuevos edificios, así como unas Termas y la Basílica de Neptuno. Más adelante se situó el Mausoleo de Augusto y Ara Pacis Augustae, las columnas de Antonino Pío y de Marco Aurelio.

El Quirinal, sede ancestral de los sabinos, es otro de los focos de atención, su historia, descritos todos sus monumentos, las diversas termas, sepulcros y santuarios, fuentes (que aborda en apartado especial).

El Celio, antiguamente denominado “monte de las encinas” es una colina muy boscosa aún, que tuvo un carácter residencial, siendo sedes de muchas villas famosas. Actualmente está poblada por diversas iglesias, basílicas, palacios y criptas. A destacar San Stefano Rotondo, (fines siglo V) por la peculiar estructura del templo. Y por descontado, la inmensa basílica San Juan de Letrán (San Giovanni in Laterano), fundada por Constantino. Y primera residencia de los Papas.

El Aventino, antiguo Mons Murcus, es la más baja de las siete colinas, zona residencial, es sede de diversos templos, mitreos y termas (las de Caracalla, entre ellas) así como del santuario de la Bona Dea Subsaxana, la pirámide de Cayo Cestio, etc.

El Circo Máximo, dedicado principalmente a carreras de carros, que era el espectáculo más exitoso entre el público.  Se estudia en este apartado no solo las actividades y sus protagonistas, sino también  los cambios producidos por los diversos emperadores, y  la estructura básica del circo.

El Trastevere, Gianicolo y Vaticano. El Trastevere es en la actualidad uno de los barrios más típicos y personales de Roma. Fue punto difusor del cristianismo y lo pueblan diversas iglesias, siendo la más importante Sta. María in Trastevere. Así como destacan la Villa Farnesina, y el Palazzo Corsini.

El Janículo o Gianicolo, monte dedicado a Jano, también llamado la octava colina de Roma, estaba en sus inicios en territorio etrusco. Cubierto de bosques, hay también muchas villas e iglesias, destacando San Pietro in Montorio; pero principalmente, está ligado en la actualidad a la figura de Garibaldi y al Risorgimento, cuyas figuras principales están esculpidas y situadas en distintos parajes de la colina.

El Vaticano, en tiempos muy antiguos estuvo destinado a enterramientos; Calígula y Nerón construyeron su circo en esa zona, Trajano su Naumaquia y Adriano su Mausoleo, el actual Castel Sant’Angelo. El emperador Constantino construyó la primera basílica en 326.  Las obras de San Pedro se iniciaron en 1506 de la mano del papa Julio II. La ciudad-Estado del Vaticano surgió en 1929, a partir del Tratado de Letrán entre la Santa Sede y el Estado Italiano.

La Via Appia Antica, punto de comienzo y de retorno, fue trazada en 312 a.C., desde el Circo Máximo extendía su primer tramo de Roma hasta Capua, y poco a poco fue ampliándose, llegando hasta Brindisi en 191 a.C. Tumbas, arcos, iglesias, columbarios, torres y villas la festonean, bordeándola, sobre todo en el primer tramo. En los primeros años del cristianismo, se abrieron túneles (catacumbas) subterráneos para sus enterramientos, que debían ser secretos. Catacumbas que llegaron a los 300 kms. Y aún no han salido todas a la luz.

Atención aparte requieren los Obeliscos de Roma, muchos de ellos extraídos de Egipto. Prácticamente ninguno se halla en su ubicación original. Hay trece obeliscos en Roma de los que solo ocho son egipcios, el resto son réplicas romanas. En el capitulo dedicado a ellos, se estudian uno por uno, origen, traslado, ubicación, etc.
No podía faltar un capitulo dedicado a las Fuentes de Roma. Pocas ciudades hay con tantas y tan artísticas fuentes, alimentadas por los numerosos acueductos que suministran agua a la cuidad. La más monumental y conocida, (sobre todo después de que Anita Ekberg se bañase en ella) es la de Trevi, pero son muy destacadas las de la Piazza Navona, o la de los Cuatro Rios. En la Fontana de Mose o del Acqua Felice también se bañaría otro actor, Paul Douglas, en la película “Fortunella”.

Se repasan, finalmente, las transformaciones históricas y urbanísticas de la ciudad de Roma, a partir del traslado de la capital del Imperio a Constantinopla/Bizanzio. La decadencia urbanística y social en el medioevo fue un proceso paulatino. La entrada de los bárbaros asoló las pertenencias y las vidas de muchos romanos, pero los edificios y la estructura de la ciudad se mantuvo en pie. Es en el Renacimiento cuando la ciudad se renueva, pero precisamente esa renovación se nutriría de piezas pertenecientes a los grandes monumentos clásicos que aún perduraban. En los años del Barroco se abrirían nuevas calles, edificando nuevas iglesias, palacios y fuentes. En el XVIII el movimiento neoclasiscista se extendió por toda Europa desde Italia, principalmente Roma. Toda una tropa de artistas, arquitectos y literatos pasaron por allí, tomando ideas (y no solo ideas). De la época contemporánea, observamos las múltiples transformaciones desde el Risorgimento, pasando por las grandes obras publicas de Mussolini, y también los destrozos de la II Guerra Mundial.
Un apartado con Apéndices amplía con la expansión de Roma a través de la historia, toda la información, que está muy bien interrelacionada, con múltiples notas además de una muy completa bibliografía. En cuanto a ilustraciones, el libro en papel incluye treinta fotografías, y añade enlaces para poder acceder al enorme trabajo iconográfico de la autora (fichas de más de 1.500 fotografías y planos) en: www.edicionesevohe.com/Roma. En la edición digital, cada capítulo incluye enlaces que llevan a fotos, planos y mapas referentes al tema tratado, en total, 23 powerpoints.

El propósito de este libro es, según la autora, ofrecer una síntesis útil, de fácil consulta, a quienes estén interesados en su historia y arqueología. Propósito que cumple sobradamente. Este no es un libro de divulgación, aunque tampoco es un tratado, por la manera que está escrito. La visión de Roma que Pilar González nos ofrece es muy personal, como una actual peregrina que se enfrenta, admirada y rendida ante tal grandiosidad.

 

Reseñado por Fuensanta Niñirola

Blog: https://lamiradadeariodante.blogspot.com

Escrito por Pilar González Serrano

Pilar González Serrano ha sido Profesora Titular de Arqueología de la Universidad Complutense desde 1958 hasta 2005. Durante tan largo período de tiempo ha ejercido la docencia con total entrega y satisfacción, por haber tenido la fortuna de que su vocación coincidiese plenamente con su actividad profesional.Es discípula directa de Antonio García y Bellido, bajo cuya tutela se adentró en el conocimiento de la Cultura y de la Civilización romanas y con quien trabajo tanto en la Universidad Complutense como en el Instituto Español de Arqueología Rodrigo Caro del CSIC. Posteriormente, durante varios años, colaboró con Antonio Blanco Freijeiro en la Cátedra de Arqueología. A ambos maestros, a los que siempre ha testimoniado y testimonia su agradecimiento, les debe en buena parte lo que ha sido su trayectoria docente e investigadora.

Es autora de varios libros y numerosos artículos sobre Arqueología e Iconografía Clásicas, así como sobre el Antiguo Egipto, e impulsora de diversos Seminarios dedicados al Mundo de la Antigüedad y al aprendizaje de las técnicas de excavación e interpretación arqueológicas, tanto en la Facultad de Filología como en la de Geografía e Historia en las que ha impartido clases. En especial cabe ser destacado el Seminario de Iconografía Clásica del que fue fundadora en 1992 y que aún se sigue impartiendo en la actualidad.

Ha participado y colaborado en diversas excavaciones de entre las que sobresalen las llevadas a cabo en Tel Hatsor (Galilea, Israel) por la Univesidad de Jerusalén, bajo la dirección del eminente arqueólogo Dr. Ben Tor, como una de coordinadoras de la Misión Arqueológica Española que trabajó en dicho yacimiento entre 1989 y 1994.

En la actualidad continua su labor investigadora, formando parte de diversos proyectos en los que participa, publicando árticulos y dando conferencias en distintas universidades, museos e instituciones culturales.

Entre sus libros destacan: La Cibeles, nuestra Señora de Madrid. Premio de Investigación Científica Antonio Maura, 1987 (Castalia, 1992) ; el vol I de Historia de la Arquitectura (Planeta, 1985): «La Arquitectura Prerromana y romana de España»; los dos primeros tomos de la Historia Universal del Arte (Espasa, 1996): «Primeras Civilizaciones»; «Grecia y Roma»; Mitología e Iconografía en la Pintura del Museo del Prado (Evohé, 2009).

Ficha técnica

Páginas: 594 PVP: 29.50 €
Roma ha sido, es y será la ciudad eterna que a todos deslumbra y a todos agota por la cantidad de vestigios arqueológicos, históricos y artísticos que ha acumulado a lo largo de 3000 años. Por esta razón intentar llegar a conocerla medianamente bien es casi un cometido inalcanzable sin la ayuda de un guía entusiasta que empiece por enseñar a amarla y a disfrutarla primero, para entrar en sus laberintos después. Pilar González Serrano ha pretendido en este libro convertirse, al menos, en ese guía que de una manera práctica y sencilla ayude al lector a conocer los aspectos más esenciales de ese todo que, como un indestructible bloque de “opus caementicium”, se presenta a primera vista ante el viajero estudioso.

La Roma de la que se ocupa es esencialmente la de las épocas republicana e imperial, siguiendo el recorrido de sus célebres colinas y espacios más significativos. Sin embargo, no ha querido dejar de hacer referencia a los monumentos señeros que de épocas posteriores se han ido superponiendo unos tras otros y con los cuales se enfrenta todo aquel que recorre sus lugares arqueológicos, sus calles, parques y jardines. Es una visión personal, limitada, fruto de su propia experiencia, sin más pretensión que la de servir de un humilde “primus die” para quien llega como peregrino o romero a la ciudad del Tíber.

Puedes acceder a gran contenido extra de ROMA en este enlace, con la previsualización del libro y cientos y cientos de imágenes agrupadas por zonas de Roma, con sus pies explicativos