La editorial Siruela muestra su alegría por incorporar a su catálogo a un autor consagrado y de prestigio es Garriga Vela. Quién invitado a la semana de cine de Gijón proclamó que “Cine café y escritura son la conjunción perfecta” algo que seguro que muchos suscribimos.
En palabras de Marcos Giralt Torrente, miembro del jurado del premio, todos se encontraban felices después de abrir la pilca con el nombre del ganador. La felicidad era triple. Primero porque la novela era muy buena, segundo por que el autor es reconocido como buen escritor, y tercero por que además de lo anterior Garriga Vela en buena persona.
Garriga Vela es autor de unos cuentos excelentes, tiene una trayectoria que hace reconocible su obra. Tanto que algunos miembros del jurado sospechaban que era el quien se escondía detras del pseudónimo. La seña de la calidad del estilo del autor se descantaba en cada línea de su prosa literaria.
El autor viene explorando desde El vendedor de rosas, temas como la infancia, el pasado como modelador del presente, la familia, los territorios cerrados, atmósferas donde la muerte, y el azar juegan con la vida . El cuarto de las estrellas nace de Pacífico, su anterior novela por dos razones, primero transcurre en La araña de Málaga, un barrio de una ciudad inventada junto la cementera. Segundo por que en Pacifico el personaje central comenta que le habría gustado perder la memoria, sobrecargada de recuerdos. En esta nueva novela el narrador ha perdido la memoria. Mientras en Pacifico el detonante es un golpe de infortunio, aquí es un golpe de fortuna. Por eso resulta fácil ver las relaciones tan estrechas entre sus novelas.
El cuarto de las estrellas versa sobra un hombre que tras un accidente pierde sus recuerdos más recientes. Eso mismo le pasó al autor hace poco tiempo, se borraron los nombres de sus amigos y se difuminador los recuerdos de los últimos tiempos. Ingresado en un centro hospitalario surgió el germen de este libro que fue confeccionando en notas breves.
La trama va revelando la historia de una familia que por fortuna resultan premiados en la lotería de Navidad de 1973. La familia acumula secretos que solo saldran a la luz con lo que el premio hace posible. Así emprenden un viaje a Nueva York. Pero hasta allí el pasado les alcanza.
Esta novela ahonda en la tristeza melancólica, para recuperar la ilusión de una felicidad que alguna vez se tuvo. No obstante al final hay una especie de redención que transcurre en el terreno de la voluntad de la asunción de los hechos.