La novela comienza en París en el año 1759, donde encontramos al joven Volnay, nombrado por el rey Luis XV y a petición propia, comisario de las muertes extrañas, encargado de investigar los crímenes particularmente horribles o complejos que se cometen en la capital francesa.

Volnay, culto e inteligente, tiene fama de recto e íntegro, y a lo largo de la novela conoceremos los detalles del suceso ocurrido dos años antes relacionado con el rey que le llevó a ocupar el extraño cargo que ahora desempeña en la policía parisina.

La aparición del cadáver de una mujer sin rostro en la ciudad provocará que Volnay se encargue de una sospechosa investigación que presenta pruebas que pueden comprometer al monarca y se complicará aún más al conocerse la identidad de la persona que ha descubierto el cadáver, el libertino Casanova, un hombre cuya vida disoluta Volnay reprobaba, un personaje de múltiples caras: banquero, estafador, diplomático, oficial, espadachín, espía, mago y, por encima de todo, seductor.

El comisaria aplicará sus peculiares métodos de investigación, dibujando la escena del crimen: “todos los detalles tienen importancia, yo tomo nota de todo, y no solo en mi memoria. Un asesino puede dejar señales de su presencia en un lugar igual que un caracol marca su paso con la baba. La observación es la fuente de nuestro trabajo”.

Junto a su colaborador, un monje erudito y hereje, y acompañado de una misteriosa joven italiana dotada de una mente científica, se implicará en una investigación que le llevará por Versalles, el gabinete del rey, las casas acondicionadas para la marquesa de Pompadour en el Parque de los Ciervos y el laboratorio del enigmático conde de Saint-Germain, en una trama de crímenes, pasiones, vicios, intrigas palaciegas, conspiraciones y sociedades secretas, que irá desvelando secretos de los diferentes personajes, incluido el protagonista…